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  Origen del teatro de Títeres

 

Los títeres nacen muy allá en los abismos profundos de la memoria, son hijos de un tiempo olvidado. Quizás son hijos del fuego, quizás nacen de las sombras, quizás nacen para asistir la evolución del hombre.
Lo que si sabemos es que venían de la mano con las primeros seres humanos que formaron las primeras sociedades y desde entonces están con nosotros y seguramente nos acompañaran mientras el hombre exista.
Estos antiguos seres misteriosos son tímidos, no suelen hacer mucha presencia ante la gente, y a pesar de ser huidizos todo mundo los conoce, todos han escuchado hablar de ellos, algunos audaces hasta hacen replicas para capturar su imagen y poder presentarlos en momentos especiales ante un numero mayor de personas y sorprenderlos.

Aparecen cuando quieren y de manera sorpresiva, siempre por pequeños instantes solo para dejar constancia de su presencia en la memoria de unos cuantos para que cuenten sus historias y hagan crecer su mito. 

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Nadie puede precisar con firmeza como son o que se parecen, y es comprensible porque no se parecen a nada, ni a nadie y a su vez se parecen a todo y a todos, son traviesos y gustan mutar en todas la formas inconcebibles, su imaginación y sus formas son ilimitadas, extrañas formas de moverse a veces apoyados por hilos, varillas, y otros mecanismos extraños, a veces son translucidos y a veces solo siluetas, la mayoría de las veces son pequeños como duendes pero a veces suelen variar su tamaño hasta alcanzar dimensiones gigantes, son caprichosos y no les gusta que les pongan limites, les gusta transgredir, por eso siempre se reinventan para seguir existiendo. Siempre existiendo…

“SEAN BIENVENIDOS”

Juan Carlos Nuño  G.
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